LIMBO
LIMBO son algunos fragmentos surgidos a lo largo de la pandemia por el Coronavirus-19. El encierro y las noticias han ido cambiando mucho desde aquel 20 de marzo en que se decretó el ASPO en Argentina y la observación silenciosa se volvió mi práctica vital.
Traté de mantener cierta distancia de los discursos tanto esperanzadores como apocalípticos que se leían en el comienzo del confinamiento, con la certeza que cualquier plan de vida previo, o sistema de ideas y conceptos necesitaba ser revisado.
Me propuse no aferrarme a nada. Si estamos cayendo al vacío, todo intento de resistencia, solo puede producir heridas mayores.
Revisar mi archivo fue una práctica esporádica ya que la melancolía no es un sentimiento que me interese especialmente albergar. En todo caso explorarlo como quien dejó de ser nómade y ya no sale a cazar o recolectar imágenes fue mi única posibilidad. La planificación, el análisis y estudio de las condiciones locales de aquel que devino sedentario conformó el origen de Limbo. Cultivar la belleza, lo sensorial, lo sanador y alimentar una forma de mirar las imágenes como posibilidad de pensar el mundo en el que habito, una práctica posible.
Fotografío la luz que proviene de las imágenes que proyecta el monitor de mi computadora poniendo un papel delante, como solia ponerlo bajo la luz de la ampliadora hace muchísimos años. Ya no distingo entre negativos y positivos, no hay nada que revelar, la cámara está quieta.



















